RAJOY FORTALECERÁ TAMBIÉN EL "VÍNCULO ATLÁNTICO"...
Ángel Collado. Marsella 09/12/2011 (20:00h)
“No se habían dado ni cuenta, se lo hemos tenido que decir”. Así se quejaba un estrecho colaborador de Mariano Rajoy presente en todas las entrevistas de la inmersión de su jefe en la crisis del euro -Geithner, Merkel, Sarkozy, Barroso y el primer ministro polaco, Donald Tusk- por el hecho de que el Gobierno no se percatara de que el eje franco-alemán propone dejar fuera de juego a España en la nueva fórmula de los rescates bancarios. Zapatero defenderá mañana la capacidad de veto en la materia para el Ejecutivo que le suceda y Rajoy recupera la táctica de Aznar en la UE: España como socio exigente que puede buscar mayorías alternativas y está pendiente del “vínculo atlántico”.
En el congreso del Partido Popular Europeo celebrado en Marsella, en la intervención de Rajoy y en las reuniones paralelas del presidente del PP, incluida la sostenida con el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, se constata ya un giro radical de la política del futuro Gobierno español con respecto a la UE. Después de siete años y medio de sometimiento automático a las posiciones del eje franco-alemán en que se había convertido la promesa de vuelta “al corazón de Europa” de Zapatero, Rajoy intenta que España recupere el papel que le corresponde como cuarta potencia económica de la zona euro.
Con la premisa de que “España no se va a caer”, en fuentes del PP aseguran que a partir de la próxima semana, en cuanto Rajoy tome posesión del cargo de jefe del Ejecutivo, el nuevo Gobierno español pasará a tener opinión propia en la UE. “España contará y pesará en todas las decisiones, se opondrá a lo que estime perjudicial para sus intereses o el conjunto de la Unión; cuando algo le parezca mal lo dirá y cuando se le ocurra alguna solución lo defenderá”, dicen en la dirección del partido.
La dejadez del Gobierno de Zapatero frente a las iniciativas de Merkel y Sarkozy alarmó el miércoles en el PP, donde ponen el caso como ejemplo de lo que hay que cambiar. Los socialistas estaban dispuestos a dar el visto bueno sin más a la propuesta de mayorías del eje franco-alemán para los rescates de bancos. De la antigua unanimidad quieren que se pase al requisito del 85 por ciento. Ambos se garantizan así y cada uno la minoría justa para el veto. Rajoy indicó a Zapatero que defienda en el Consejo Europeo pasar al 90 por ciento para incorporar a España a los países con margen de maniobra.
La entrevista con el primer ministro polaco, encajada por Rajoy en pleno desarrollo del congreso del PP europeo, también apunta otro cambio en la política exterior española. Zapatero se conformó siempre con llevarse bien con los dos grandes, normalmente a través del presidente francés, y despreció el cultivo de las buenas relaciones con los países medianos pero con peso demográfico. Es famosa su decisión de dejar plantadas a las autoridades polacas en pleno en una reunión bilateral porque estaba muy cansado después de un debate parlamentario y no le apeteció viajar a Varsovia. Aznar hacía lo contrario: cuidar a Polonia e Italia para tener posibilidades de sumas de voto alternativas a cualquier decisión que quisieran imponer desde Berlín o París.
Rajoy está de acuerdo en dar todas las garantías de austeridad y rebaja del déficit público necesario para atajar la crisis de la deuda soberana, pero quiere buscar a cambio garantías desde las instancias de la Unión para que el Estado español pueda financiarse y encauzar sus problemas internos, el primero el de los 5 millones de parados. De ahí que se quiera poner el primero en las reformas pero también que reclame que la UE tome ya las decisiones que tenga que tomar en materia de tratados y de actuación del Banco Central Europeo.
La decisión de Rajoy de empezar por explicar las grandes líneas de su futura política económica al secretario del Tesoro, el día antes de entrevistarse con Merkel y Sarkozy, apunta a la recuperación de otra tradición de la etapa de Aznar: el extremo cuidado con la administración norteamericana, el “vínculo atlántico” en que insistía el anterior gobierno del PP frente a las posiciones más aislacionistas de Alemania y Francia. Pero, de momento, todo depende de Merkel y Sarkozy y Rajoy se tiene que conformar con “asesorar” a Zapatero.
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