Más de 100 historiadores, juristas y economistas elaboran el libro definitivo sobre la "Constitución de Cádiz".......
FINANCIADO POR LA FUNDACIÓN DEL PINO
Más de 100 historiadores, juristas y economistas elaboran el libro definitivo sobre ‘La Pepa’
Imagen del manuscrito original que se custodia en el archivo del Congreso de los Diputados (Congreso).
Bajo la dirección del historiador y académico José Antonio Escudero, editada por Espasa, y financiada por la Fundación Rafael del Pino, y con la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz, se publica en España el análisis más definitivo y completo de los debates y del contenido de la Constitución de Cádiz (tres tomos), texto en el que se sitúa el inicio del constitucionalismo español y, para muchos, el comienzo de la conciencia nacional de España, el diseño inicial de la ciudadanía y de la articulación territorial del país. La fundación de la familia propietaria de Ferrovial, en una encomiable labor de mecenazgo, ha echado la casa por la ventana al impulsar una iniciativa editorial con muy pocos precedentes en España y cuya ejecución ha llevado tres años de arduo trabajo.
Los nombres más ilustres de la historiografía, la sociología, la economía y el constitucionalismo firman hasta 120 ensayos sobre todos los aspectos de la elaboración de la Constitución gaditana y sus contenidos. La obra es difícil de abarcar en su totalidad, pero está estructurada de manera tal que el lector interesado en un aspecto concreto puede localizarlo de inmediato. La Introducción del profesor Escudero encuadra todo el proceso constituyente que los demás autores desmenuzan. El arranque de la obra indaga en los antecedentes políticos e institucionales de la Constitución de 1812, examina la composición de las Cortes que la aprobaron -se analiza los grupos de diputados por regionales: muy interesantes los ensayos referidos a los vascongados y catalanes y mallorquines- e insertan la iniciativa legislativa en el contexto ideológico y social de la época.
La relación que estableció la Constitución con los países extranjeros, especialmente con América, el papel de la Iglesia y de la Masonería, lo que incidió sobre las diversiones populares (toros, teatro), las grandes reformas que propició la Carta Magna y sus contenidos concretos, completan el segundo de los tomos. El papel de las propias Cortes, del Rey, la función de los Tribunales y de la Administración de la Justicia, las provincias y los pueblos, el Ejército, la instrucción pública… y el proyecto internacional que alentaba la Constitución se trata a fondo en el tercero y último de los tomos de la obra.
Lo esencial de la Constitución de Cádiz no es sólo que -al margen del condicionado y previo Estatuto Real- fuese nuestra primera Constitución. Es que, además, fuese una Constitución liberal, comprensiva de España en su conjunto, iniciática en la configuración de la ciudadanía española y que superó con enorme brío y brillantez el tenebrismo hispano, el monarquismo chusco de la familia de Carlos IV y que se aproximó a la construcción jurídica del Estado moderno entregando la soberanía a la nación. Si el rey felón, Fernando VII, hubiese hecho justicia a su sobrenombre de El deseado y no hubiera traicionado la letra y el espíritu de la Constitución gaditana, otros gallos hubiesen cantado al devenir nacional. Para Escudero ese texto es “una de las dos mayores contribuciones de mayor resonancia que España haya legado a la cultura jurídica universal”, siendo la otra Las Siete Partidas.
Las características de esta obra, las sintetiza su director con su habitual maestría. Dice José Antonio Escudero que es “una obra colectiva, pero no al desgaire de lo que a cada uno le pareció oportuno escribir (…) sino de acuerdo con esquema previo”; sostiene que la obra ha convocado a los historiadores generales del siglo XIX, pero también a sus colegas “de la economía, de la religión, de los movimientos sociales, de la cultura, del periodismo…”. Y la tercera característica: el pluralismo ideológico y el pluralismo de origen de los firmantes, porque además de españoles firman también expertos de Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, Cuba, Dinamarca, Italia, Portugal, Rusia, Perú, Venezuela…
Todo lo cual hace que “Cortes y Constitución de Cádiz. 200 años” sea una obra histórica, jurídica y sociológica imprescindible para conocer el punto de inflexión –1812, hace ahora 200 años— en el que las Españas se hicieron España y se dotaron de un Estado embrionario, al tiempo que Napoleón pretendía imponer su imperio en toda Europa. Cuando todo parecía perdido, los padres constituyentes (¿cómo en 1978?) alumbraron una extraordinaria genialidad que sitúa a España en la avanzadilla del constitucionalismo occidental. Bueno es conmemorarlo despabilando así el pesimismo tradicional que nos aqueja.
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