BREXIT, COMO RESOLVER EL ROTO HECHO POR LA INVASIÓN ISLAM EN ALEMANIA.
Reino Unido es un engranaje clave de la arquitectura institucional creada por EE UU y Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Raramente hay una iniciativa global de Washington a la que Londres no sea el primero en sumarse. La salida británica de la UE no tiene por qué cambiar esa arquitectura, pero sí puede condicionar las relaciones transatlánticas en un momento de enormes desafíos, como la respuesta de la OTAN ante las ansias expansionistas rusas, las negociaciones para acordar un tratado de libre comercio entre EE UU y la UE, o la cooperación ante la amenaza yihadista.
El Gobierno Obama ha reconocido que no se esperaba la victoria de la salida de la UE en el referéndum del pasado 23 de junio. El presidente había hecho campaña a favor de la permanencia. Su reacción ha combinado las llamadas a la calma con el realismo. Ha pedido a Europa y a Reino Unido que negocien una transición ordenada. Ha subrayado que la estrecha relación entre EE UU y su antigua metrópolis no cambiará gracias a los lazos culturales y económicos, y a la cooperación en asuntos mundiales como miembros de la OTAN y del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero ha admitido que la incertidumbre generada por el Brexit inquieta a la primera potencia mundial: "Estamos preocupados de que su ausencia de la Unión Europea y las potenciales alteraciones dentro de Europa nos dificulten solucionar algunos de los otros desafíos".
Hill, de Brookings, recomienda a Washington que diversifique sus alianzas en el Viejo Continente. Opina que, de un lado, debe ayudar a la UE y Reino Unido a tender puentes. Y del otro, profundizar en las relaciones con Alemania y Francia, sus otros dos interlocutores clave, pero también con otras potencias regionales, como España e Italia.
La experta ve difícil que Washington encuentre a corto plazo un socio de la altura de Londres en materia de espionaje. Reino Unido es uno de los cuatro países anglosajones con los que EE UU tiene la alianza Cinco Ojos por la que comparten información confidencial. Tras la polémica en 2013 por el espionaje a la canciller alemana, Angela Merkel, destapado por el exanalista de la NSA Edward Snowden, EE UU ofreció a Alemania aumentar la cooperación en inteligencia pero la respuesta fue cauta. Berlín es, además, más reticente a involucrarse en aventuras militares que Londres o París.
0 comentarios