General Rosas. Palermo (Buenos Aires)
Durante esa época el científico inglés Charles Darwin, investigaba en tierras patagónicas y al enterarse de las incursiones contra los indios escribió: “Siéntese profunda melancolía al pensar en la rapidez con que los indios han desaparecido ante los invasores. Aquí todos están convencidos de que ésta es la más justa de las guerras. ¿Quién podría creer que se cometan tantas atrocidades en un país cristiano y civilizado? Creo que dentro de medio siglo no habrá ni un solo indio salvaje al norte del Río Negro” (del libro” Viaje de un Naturalista Alrededor del mundo”)
En 1879 el general Roca inicia una expedición conocida como laConquista del Desierto que terminará con un clamoroso éxito. Su informe al Congreso dice: “14.172 indios fueron reducidos, muertos o prisioneros (algunos historiadores elevan esa cifra a 35.000) Seiscientos indígenas fueron enviados a la zafra en Tucumán. Los prisioneros de guerra fueron incorporados al Ejército y la Marina para cumplir un servicio de seis años, mientras que las mujeres y los niños se distribuyeron entre las familias que los solicitaban (para servicios domésticos o adopción forzada) a través de la Sociedad de Beneficencia”
Otras campañas se desarrollaron más al S, con la connivencia de los países más civilizados:
En 1882 el periódico londinense Daily News publicó un reportaje sobre las posibilidades económicas de Tierra del Fuego:
“Se piensa que la Tierra del Fuego sería adecuada para ganadería, pero el único problema en este plan es que, según parece, sería necesario exterminar a los fueguinos (shelk’nam u ona)..."
La introducción de las estancias ovejeras creó fuertes conflictos entre los nativos y los colonos europeos.. Las grandes compañías ovejeras llegaron a pagar una libra esterlina por cada shelk'nam muerto, lo que era confirmado presentando manos u orejas.
Los shelk’nam también eran molestos para las compañías mineras e iniciaron su exterminio . En la matanza destacó la figura del oligarca rumano Julio Popper que persiguió, mató y robó las pertenencias de los indígenas y exhibió sus hazañas en un álbum fotográfico.
El pensamiento anti-indio se hizo doctrina oficial en la Argentina del siglo XX, justificando el genocidio, el destierro y el saqueo. En un libro de geografía, aprobado como texto escolar por el Ministerio de Educación, y escrito en 1926 por el profesor Eduardo Acevedo Díaz, se podía leer “La Republica Argentina no necesita de sus indios. Las razones sentimentales que aconsejan su protección son contrarias a las conveniencias nacionales"
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