No es ninguna novedad que las mujeres, tengan la profesión que tengan, sufran un auténtico apartheid en muchos países. Pero la foto de la primera rueda de prensa del nuevo Ministro iraní de Exteriores, Mohamad Javad Zarif, ha dado la vuelta al mundo, causando estupor.
Precisamente el nuevo presidente de Irán, elegido el pasado junio, el jurista y diplomático Hasán Rouhaní que resultó electo con el 50.71% de los votos, anunció desde el primer momento una nueva política de igualdad para las mujeres. Él mismo declaraba a las pocas horas de conocer los resultados que su triunfo era“la victoria de la moderación sobre el extremismo”.
A pesar de sus continuas alusiones a la libertad de prensa y a la igualdad de género, nos hemos encontrado en uno de los primeros actos oficiales con la imagen que encabeza esta entrada.
Mientras los hombres permanecían cómodamente sentados y sonrientes, las redactoras tuvieron que hacer su trabajo desde el suelo.
La fotografía fue realizada por la agencia Mehr News (MNA), propiedad de una institución conocida como Islamic Ideology Dissemination Organization (Organización para la Difusión de la Ideología Islámica).
Irán es en estos momentos uno de los países que más periodistas y blogueros tiene en sus cárceles. Según la clasificación realizada anualmente por Reporteros Sin Fronteras, de los 179 países estudiados, Irán ocupa el 174. Tras dicho país sólo están: Somalia, Siria, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea.
Una de las periodistas que conocen bien las cárceles es Fariba Pajob, redactora de varios periódicos reformistas y antigua colaboradora de Radio France Internationale, que volvió a ingresar en prisión el pasado junio y está confinada en una celda de aislamiento en la sección 209 de la prisión de Evin, controlada por el ministerio de Inteligencia. Desde su detención, en 2009, en la que pasó 120 días incomunicada, Pajob se encuentra en una situación delicada de salud y ha estado recibiendo tratamiento médico durante más de un año.
La abogada de Derechos Humanos iraní y escritora Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz en 2003, denunciaba tras la detención de Fariba Pajob: “Desafortunadamente, el sistema judicial iraní no es independiente, los jueces y los tribunales de Irán hacen lo que les piden los servicios de Inteligencia. Esta situación constituye una grave amenaza a la libertad de información”.
Las campañas de algunas organizaciones humanitarias y de núcleos de mujeres iraníes que llevan años luchando por sus derechos, no han tenido demasiado éxito. Hay que recordar la “Campaña por la Igualdad” lanzada en 2007 y duramente reprimida, según Amnistía Internacional. Entre las periodistas detenidas, cuyo objetivo era recoger un millón de firmas a favor de sus derechos estaba Mahboubeh Karami a la que vemos en esta imagen tras su detención.
También hay que recordar a Zahra Kazemi Ahmadabadi, fotografa iraní-canadiense que fue asesinada, tras ser torturada por funcionarios en 2003. Un ex médico militar, exiliado posteriormente a Canadá, Shahram Azam, declaró que tras examinar el cuerpo de Zahra comprobó signos de tortura, fractura de cráneo y nariz, signos de violación y graves contusiones abdominales. En noviembre de 2003, Periodistas Canadienses por la Libertad de Expresión concedieron a Zahra el Tara Singh Hayer Memorial Award en reconocimiento a su valentía en la defensa de la libertad de expresión.
Zahra Kazemi
En su informe anual Reporteros Sin Fronteras denunciaba en abril del año pasado las condenas por “propaganda antigubernamental y conspiración contra la seguridad nacional” a la internauta Mansoureh Behkish, condenada a cuatro años y medio de prisión. Gran activista desde el movimiento “Madres de luto” sufre desde la década de los 80 -cuando fueron ejecutados cinco de sus hermanos y un cuñado- el acoso y la persecución de las autoridades iraníes por denunciar la ejecución arbitraria de presos políticos.
Las malas condiciones de las presas en Irán llevan a muchos de ellas a sus límites físicos. Narges Mohammadi, apadrinada por la sección española de Reporteros Sin Fronteras y más concretamente por periodistas como Pepa Bueno, Rosa María Calaf, Montserrat Domínguez o Ana Pastor, empeoraba su salud preocupantemente, en mayo, a los pocos meses de su encarcelamiento.
Narges, además de periodista, es portavoz del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de la premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi. Fue detenida en abril del 2012 acusada de “reunión y conspiración contra la República Islámica y propaganda antigubernamental” y condenada a seis años de prisión.
Shiva Nazar Ahari, activista y editora de la web Azad Zan (Mujeres Libres) fue condenada a 74 latigazos y cuatro años de cárcel por "conspiración contra la seguridad nacional" y "propaganda antigubernamental".
Tras pasar por la durísima cárcel de Evin, al norte de Teherán, fue puesta en libertad condicional en junio de 2010 tras pagar una fianza de 500 euros. Conforme a la Constitución iraní y a los tratados internacionales firmados por Irán, Shiva Nazar Ahari hubiera debido ser absuelta.
Shiva y las también periodistas Jila Bani Yaghoob y Mahssa Amrabadiprotagonizaron una huelga de hambre para protestar por las condiciones de la prisión de Evin tras la cual tuvieron que ser hospitalizadas.
Estas dos últimas fueron detenidas junto a sus maridos, también periodistas.
Jila Bani Yaghoob, periodista, bloguera y activista de los derechos de las mujeres, ingresó en la misma prisión de Evin para cumplir una sentencia de un año de cárcel. Yaghoob ejerce el periodismo desde 1994 y ha trabajado para diversos medios reformistas que ahora están cerrados en Irán. Ha escrito más de 3000 artículos y ha cubierto conflictos en Líbano, Afganistán o Irak. Su blog "We are Journalist" (Somos Periodistas) recibió, en 2010, el premio de Reporteros Sin Fronteras a la Libertad de Prensa, en la categoría de "Mejor Blog".
En 2009 obtuvo el premio International Women’s Media Foundation al "Valor en Periodismo" y el Premio a la Libertad de Prensa de la Asociación Canadian Journalists for Freedom of Expression. Ha sido detenida varias veces a lo largo de su carrera y sufre el acoso constante de las autoridades por tratar temas sensibles como la discriminación de las mujeres y las protestas políticas en su país.
Jila fue detenida junto a su marido, también reconocido periodista, Bahamas Ahamadi Amoee, el cual fue condenado a cinco años de cárcel y trasladado a una de las cárceles más peligrosas del país, la de Rajai Shahr, famosa por las violaciones y torturas que se llevan a cabo en su interior.
La tercera periodista que se declaró en huelga de hambre fueMahssa Amrabadi, condenada a dos años de prisión. Detenida junto a su marido el periodista Masoud Bastani y condenado a seis años de prisión.
Estos son sólo unos recuerdos a las antecesoras de estas jóvenes que en pleno 2013 deben trabajar en una rueda de prensa a los pies de los hombres.
* Mercè Rivas Torres, periodista y autora de Los Sueños de Nassima y Vidas.
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