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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

[“Luciferi fanum(Phosphoron hieron), quod vocant lucem dubiam”.Estrabón, Geografía, 3.I.9].

[“Luciferi fanum(Phosphoron hieron), quod vocant lucem dubiam”.Estrabón, Geografía, 3.I.9].

 

El Lucus de La Algaida”
Manuel Jesús Parodi.-“Por allí se encuentra también el Oráculo de Menesteo y se alza la torre de Cepión (…), admirablemente dispuesta, como el Faro, para auxilio de los navegantes (…). Partiendo de allí encontramos la corriente del Betis, la ciudad de Ébura y el santuario de la diosa Fósforo, a la que llaman Luz incierta …” [“Luciferi fanum(Phosphoron hieron), quod vocant lucem dubiam”.Estrabón, Geografía, 3.I.9].
Las palabras que dan comienzo a este artículo, bastante bien conocidas en general (si no en su literalidad, sí en su contenido), proceden de una de las principales fuentes literarias de nuestro acervo cultural preservadas desde la Antigüedad Clásica, y más exactamente desde la época romana.

Se trata del grecorromano Estrabón, nacido en Amasia, ciudad del antiguo reino del Ponto (al Norte de la actual Turquía, en la costa meridional del mar Negro), ya territorio romano para la fecha de su nacimiento y que vivió -y escribió- en el tránsito entre las Eras), y de su “Geografía”; si queremos ser más precisos, de un pasaje del libro III de dicha obra, libro dedicado a la Península Ibérica, en el que nuestro autor menciona tanto al río Baetis-Guadalquivir a su paso por estas tierras como los actuales yacimientos arqueológicos de La Algaida y Évora, a los que califica, respectivamente, de “santuario” y “ciudad”, respectivamente.
 
Sobre Évora y el Baetis hemos tenido modo y ocasión de escribir en anteriores ocasiones (y volveremos a los mismos con toda seguridad en un futuro, de seguro no muy lejano), pero hemos querido reservarnos el presente artículo para abordar algunas cuestiones relativas al yacimiento, al sitio sagrado, de La Algaida. Habremos de comenzar señalando que la fuente clásica que nos ocupa no hace referencia a dicho sitio bajo el nombre actual (“La Algaida”), que es un topónimo más reciente y de origen hispano-árabe, sino que se cuando en el texto estraboniano se nos habla del santuario que se encontraba en dichas tierras y que el geógrafo de Amasia cita como perteneciente a la diosa “Fósforo”, reservándole asimismo la denominación de “Luz Incierta”, sin proporcionarnos ulteriores detalles ni mayor información al respecto de este “templo del Lucero”.
 
Pero no podemos evitar plantearnos qué es lo que subyace bajo las palabras del geógrafo de Amasia. Por el yacimiento de La Algaida han pasado, por su historiografía, de un modo u otro, arqueólogos como Jorge Bonsor, Adolf Schulten, Juan de Mata Carriazo o Manuel Esteve Guerrero, hasta llegar a su excavador, Ramón Corzo, quien dirigió los estudios de investigación arqueológica de campo que se llevaron a cabo en el sitio entre los años 1979 y 1984 y que han sido los únicos que ha conocido este yacimiento, sin perjuicio de otros investigadores que han abordado distintas cuestiones históricas, arqueológicas o incluso historiográficas relativas a este tan relevante sitio arqueológico.
 
La interpretación de los hallazgos arqueológicos del yacimiento parecería apuntar en la misma dirección que señala la Antigüedad y que nos dice la fuente, ya que los diversos estudiosos (historiadores y arqueólogos) que se han aproximado al tema  identifican las instalaciones y estructuras de Monte Algaida con un santuario, con un centro religioso, con un espacio sagrado, que habría estado relacionado, de acuerdo con lo señalado por la misma fuente, con una divinidad femenina que habría contado entre sus atribuciones el ser protectora de la navegación  y los navegantes (como era el caso de Astarté en el mundo semita y púnico), a la que Roma no duda en identificar con la Venus Marina.
 
No nos detendremos ahora en la consideración de las condiciones, situación y características físicas y geográficas del lugar en el momento que nos ocupa, en si se trataba de una formación de naturaleza insular o peninsular, o en la relación mantenida por el sitio sagrado con la línea de costa y con el antiguo río Baetis; pero sí cabe mencionar en estos párrafos que bajo esa figura nebulosa de la diosa “Fósforo”, de esa “Lux Dubia”, o “Luz Incierta”, tal y como sabemos y hemos señalado, podría encontrarse el Lucero Vespertino, la Luz de la Tarde, o, en un plano inmaterial (y en época romana), la Venus Marina, divinidad protectora de navegantes y de la cual se encontró una imagen in situ, conservada en la actualidad en el Museo Provincial de Cádiz, imagen de la “Diosa de la Algaida” a la que hemos dedicado ya nuestra atención en la conferencia “La Dama de La Algaida(Sanlúcar de Barrameda, Cádiz)”, pronunciada en el marco del Ciclo “La Pieza del Mes”, organizado por la Dirección General de Museos (Consejería de Cultura, Junta de Andalucía), en el Museo Provincial de Cádiz el día 24 de octubre del año 2010.
 
Podemos poner en relación este santuario de tradición nativa y fenopúnica, este lugar sagrado o lucus en relación con el Luciferi Fanum ya romano que las fuentes y la tradición historiográfica ubican también en tierras que hoy pertenecen al T.M. de la moderna Sanlúcar de Barrameda; asimismo es de reseñar que este templo (fanum) puede ser puesto en relación con la red de templos costeros que, como sabemos, jalonaban las costas de las rutas de navegación feniciopúnicas en el Mediterráneo (en general) y de la actual provincia de Cádiz en la Antigüedad y que contarían con una naturaleza religiosa principal innegable mientras contaban con una clara función de apoyo (logístico, territorial, económico y, llegado el momento, financiero y monetario) relacionada con la navegación de cabotaje por el ámbito mediterráneo y con el comercio, desde la Protohistoria (Edad del Bronce), así como con las fundaciones de época orientalizante, hasta época romana, cuando tales estructuras de carácter templario mantienen una continuidad de funciones y uso.
 
El lucus o santuario de La Algaida dataría de época púnica, encontrándose adscrito, de , este modo a la órbita cultural y territorial cartaginesa (extendida por el mediterráneo occidental y más allá incluso de las Columnas de Hércules a partir del siglo VI a.C.), y habría estado dedicado a la Lux Dubia, al Lucero Vespertino; relacionado con el culto de la Venus Marina de época romana, podríamos encontrar tras este “velo latino” a la diosa Astarté, señora de Biblos, protectora de marinos y una de las divinidades principales (junto a Tanit, señora de Cartago, a Melqart, señor de Tiro o a Baal, con sus diferentes advocaciones) del Panteón de Cartago, heredado del Cósmosreligioso fenicio próximo-oriental e impregnado de presencias religiosas africanas y del Mediterráneo Central.
 
La Algaida, pues, habría conformado una isla-santuario emplazada en el antiguo estuario del Guadalquivir (el viejo y mítico río Tartessos o Certis), mostrando un esquema bien conocido para el mundo fenopúnico y que podemos encontrar en otros espacios de la Península Ibérica, como en el caso del santuario de Melqart (luego latinizado en Hércules) en la isla de Sancti Petri, en la boca más meridional de este gran espacio acuático al que los romanos llamaron Lacus Ligustinus.
 
Este viejo Santuario, cuyas estructuras habrían estado situadasen lo que pudo ser un área sacra a cielo abierto, un bosque sagrado o lucus, debió estar dedicado a una divinidad femenina -Astarté, Venus Marina- relacionada con la Luz, el Orden Celeste y la Navegación. El ámbitocronológico de este espacio sacro habría abarcado entre los siglos VI/V a.C. (cuando menos) y III/II a.C., en puertas de una época que comenzaría a ser ya plenamente romana.
  

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