UN MAL TIPO LLAMADO COMPANYS...
Pero quién es Francesc d’Assis Picas Se trata de un profundo conocedor de la historia de la persecución religiosa de 1936 en Cataluña. La asociación Hispania Martyr le concedió el “Mèrit Martirial 2005”. Sobre este tema ha impartido diversas conferencias, y destacan las cuatro ediciones de su “Història de la persecució religiosa a Catalunya (1936-1939)”. Además tiene publicados libros de los más diversos temas: “Mossèn Jacint Verdaguer, poeta de Maria i de la Fe del Poble Català”; “Història de la industria tèxtil del segle XIX y XX”; una biografía del cardenal Francisco de Asís Vidal i Barraquer titulada “Les llàgrimes del Cardenal”; “La Flor del Nadal” (1954), pieza teatral navideña conocida en toda Cataluña como “Els Pastorets de l´Ametlla” que le valió en 2007 “La Creu de Sant Jordi”. Leed este otro artículo publicado en la web de Hispania Martyr: RECUERDO DEL 6 DE OCTUBRE DE 1934 La noche del 6 de octubre de 1934 las familias cristianas pasaron horas de angustia y de temor. En Cataluña los partidos anarcomarxistas se sumaron a la revuelta de Lluís Companys en Barcelona y de los mineros en Asturias. En Navàs (Bages) esa noche asesinaron al párroco mosén Morta e incendiaron la iglesia parroquial. Mosén Morta, detenido, fue asesinado en una calle céntrica de Navàs y antes de expirar sufrió crueles torturas e insultos. De madrugada, Ramón Serra, un leñador, pistola en mano, junto a otros valerosos navasenses, al conocer que Lluís Companys se había rendido, se dirigieron al ayuntamiento y expulsaron al Comité Revolucionario que se había apoderado de la alcaldía y era responsable de la muerte del sacerdote y del incendio de la iglesia parroquial. También esa noche del 6 de octubre, incendiaron el templo de Vilafranca del Penedès, de Morell, de Vilanova i la Geltrú, de Castellví de la Marca y de Sant Jaume de Domenys. En Mataró obligaron, pistola en mano, al cura párroco Dr. Samsó, a entrar en el templo e incendiar los altares y la imaginería. El Dr. Samsó se negó con firmeza y a punto de asesinarlo, los incendiarios al conocer la rendición de Lluís Companys huyeron al mismo tiempo que entraban en el templo buenas personas de Mataró a apagar el fuego iniciado por los milicianos. En el pueblo de Subirats, esa noche, los “rojos” condujeron detenido al párroco, mosén Miguel Cirés, a las afueras y le ataron a un árbol. Cuando los revolucionarios de Subirats conocieron la rendición de Lluís Companys huyeron y dejaron abandonado al sacerdote, atado, a punto de ser asesinado. Días después, un amigo de mosén Cirés le regaló una pistola para protegerse si alguien le atacaba cuando se encontrase en descampado para asistir a enfermos. Informado el obispo, Dr. Irurita, ordenó al sacerdote que se deshiciese de la pistola, y le dijo que prefería un sacerdote mártir que a un combatiente. El 19 de julio de 1936 mosén Cirés fue asesinado como tantos cientos de sacerdotes y el mismo obispo Dr. Irurita. En Asturias, la revolución de 6 de octubre de 1934 duró más tiempo y fueron asesinados 34 eclesiásticos, totalmente indefensos, muchos de ellos docentes religiosos de los hijos de los mismos mineros que les persiguieron. El obispo de Oviedo, por suerte, se encontraba enfermo y hospitalizado en Pola de Gordón, pero al conocerse la tragedia perdió el habla y murió de angustia en Madrid, al cabo de un mes de haber estallado la revuelta. Lluís Companys en octubre de 1934 fue detenido y condenado a muerte. El obispo de Barcelona, Dr. Manuel Irurita, fue el primero, entre centenares de firmas, que pidió clemencia y solicitó su indulto. A Lluís Companys le fue conmutada la pena capital. Pasaron dos años y el 20 de julio de 1936, al estallar la revolución anarcomarxista, Companys investido nuevamente presidente de la Generalitat, sabía que una patrulla de milicias dirigidas por García Oliver asaltaría el palacio del obispo de Barcelona y no movió ni un dedo para evitar que fuese detenido. El obispo se había refugiado en el domicilio de la familia Tort. En diciembre de 1936 fue descubierto y trasladado a una checa. Después fue conducido al cementerio de Montcada, donde, sin juicio ni piedad, fue asesinado por uno de los comités legalizados por Companys. Los treinta y cuatro meses últimos del gobierno de Lluís Companys (del julio de 1936 al febrero de 1939) fueron una deshonra para Cataluña. Los años más siniestros de nuestra historia. Fueron derribados los más valiosos tesoros arquitectónicos religiosos herencia de la cultura pasada, fueron prohibidos el arte, la literatura y la música religiosa tan propia de Cataluña, y fueron perseguidos y asesinados los más grandes sabios, honrados y patriotas de nuestra tierra. En 1939, Lluís Companys vencido en la guerra civil, se exilió, pero fue detenido en Francia, juzgado y fusilado en Barcelona el 17 de octubre de 1940. La historia nos indica que en julio de 1936 Companys había hecho fusilar 199 militares de los que se sublevaron en Barcelona, en el alzamiento de Franco y Mola. El pueblo, hoy en día, tiene derecho a conocer la auténtica historia. No permitamos que se oculte ni que se tergiversen los hechos. Los hijos y los nietos de esa época siniestra queremos paz y concordia para todo el pueblo catalán, somos contrarios a la pena de muerte, ayer y hoy, y exigimos el derecho a divulgar nuestra memoria histórica, con libertad y con serenidad. El Obispo de Barcelona, Siervo de Dios Manuel Irurita, votando en las elecciones de febrero de 1936. |
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MONSTRUOS DEL SIGLO XX...DE LA MANO.. -