El socialismo de rostro humano de Rouseff también fracasa..
AHOGADO EN LA INFLACIÓN El milagro brasileño toca a su fin FERNANDO DÍAZ VILLANUEVA Brasil ya no es lo que era. Los cimientos de la portentosa economía brasileña que asombraba al mundo han resultado no ser tan sólidos como se creía.Brasil, la economía más grande de Hispanoamérica sigue defraudando por quinto trimestre consecutivo. En los primeros meses de este año el gigante sudamericano creció sólo un 0,6%, lejos, muy lejos del 2,5% que creció en el primer trimestre de 2010. Los analistas preveían que la economía brasileña iba a mejorar este año tras un anodino 2012 en el que no consiguió levantar el vuelo y un tímido decrecimiento del 0,1% en el último trimestre de 2011. La atonía en el PIB va de la mano con otros indicadores como la Bolsa de Sao Paulo, que se ha descapitalizado un 30% en los dos últimos años. La bonanza brasileña, que se extendió durante buena parte de la década pasada, parece que, de este modo, toca a su fin. Entre medias se ha consolidado una numerosa clase media que los especialistas estiman en unos 40 millones de personas incorporadas a esta clase social en solo diez años. Mientras las empresas nacionales no hacen más que perder valor los brasileños de a pie lo que van dejándose es poder adquisitivo. La inflación es el gran coco de esa clase media recién creada. La subida de los precios que, en algunos productos como los alimentos está siendo muy acusada, ha provocado una contracción en el consumo. Los hogares brasileños gastan menos que hace un año y bastante menos que hace dos. El enfriamiento paulatino del consumo de familias y empresas se ha traducido en que, por ejemplo, el crecimiento del sector servicios, el más importante y dinámico del país, haya crecido tan sólo un 0,5% a lo largo del último año. Los índices de confianza del consumidor y las ventas minoristas están comenzando a desplomarse. Junto a la inflación, el fantasma que aletea ahora sobre la economía brasileña, es el desempleo. Por ahora se mantiene en mínimos, en torno al 6% en las principales ciudades, pero la tendencia es a que aumente, no a que disminuya. Bueno es recordar que, como España, Brasil es un país hiperregulado que siempre ha padecido desempleo estructural y altas tasas de paro. El Gobierno de Dilma Rousseff está al tanto de una situación que puede definirse como de pre crisis y ha anunciado un paquete de estímulos que irán destinados a construir infraestructuras y sistemas de transporte. El mismo error, en definitiva, que cometió Zapatero cuando empezó a arreciar la crisis en España hace cuatro años. De llevarse a cabo el ambicioso plan de gasto público de la presidenta, las coincidencias entre Brasil y España serían dos. El recalentamiento de la economía brasileña en el segundo lustro de la década pasada se debió a la apertura de la espita crediticia por parte de la banca central. El mismo patrón que en España: crédito barato, endeudamiento y sobreinversión en sectores que no eran necesariamente los más rentables. Ahora los excesos pretenden purgarse con gasto público. Luego, muy posiblemente, sobrevendrá la crisis. Una película que ya se ha visto en demasiados países como para que a los analistas les coja de nuevas
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DEFICIT COMERCIAL DISPARADO -