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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

DECALOGO DEL BUEN PROGRESISTA...

DECALOGO DEL BUEN PROGRESISTA...


1.- Sobre la dictadura. Las dictaduras de derechas y del capital son malas, genocidas y represoras, pero las dictaduras de izquierdas y del proletariado son libertadoras e intrínsecamente buenas. Una revolución de izquierd
as solo busca el Paraíso en la tierra aunque para ello tenga que ahogar en sangre a su población, a menudo tan embrutecida por la explotación imperialista que es incapaz de valorar que su degollina y la de sus familias son por el bien supremo de las generaciones que nacerán en otras eras. No importa que tras un siglo de experimentos comunistas, no exista una sola prueba de verdadero progreso y bienestar social. Hay que persistir y no rendirse jamás ante la Verdad incuestionable del Marxismo. Hagamos propios los éxitos sociales, políticos y económicos del liberalismo y tachemos a sus artífices de fascistas. Su herencia será nuestro combustible incendiario.
2.- Sobre la violencia. Los violentos y asesinos de derechas son "fascistas", pero los violentos y asesinos de izquierdas son... "antifascistas". Por lo tanto, y en pura lógica, si un fascista es malo, un antifascista es bueno. Relativicemos el valor del concepto violencia equiparando la violencia terrorista a la "violencia económica" o "cultural". Chomsky puede resultar de ayuda y con los años sus desvarios son más incomprensibles. La confusión y tergiversación conceptual siempre es buena para imposibilitar un debate libre y racional, bajo cuyo “despotismo clasista” poco o nada tenemos que hacer.
3.- Sobre la Religión. La religión es el opio del pueblo siempre que sea católica. Cuando se trate de la musulmana no es opio sino fragancia de jazmín y debe ser respetada y escuchada con arrobo pues comparte el mismo odio por nuestros enemigos: occidente y los creyentes cristianos. La religión judía no cuenta pues son pocos y además “genocidas” del pueblo palestino.
4.- Sobre el Capitalismo y la riqueza. El capital y el capitalismo son una peste y deben ser erradicados de la faz de la tierra, excepto cuando se trate de mis propiedades, bienes, negocios y haciendas en cuyo caso se trata de una propiedad legitima obtenida con el sudor de mi frente (algo que por supuesto no sucede con la de los demás fascistas, sucios explotadores).
5.- Sobre la Cultura. Solo hay intelectuales de izquierdas. El resto de mentes superiores y preclaras que nos rebaten y han sembrado la historia del arte y del pensamiento con sus obras no son más que sucios fascistas vendidos al capital de mecenas avarientos y de curas pederastas. En España, además, los intelectuales pueden ser idiotas y no están obligados a saber leer o escribir.
6.- Sobre la Ética. Nos atribuiremos la bondad infinita y la legitimidad moral que negamos a nuestros opositores (al fin y al cabo, como hemos visto, unos sucios fascistas). Cualquier progreso, logro o acto noble en la historia de la humanidad se debe a la izquierda y así deben escribirlo, filmarlo y cantarlo nuestros bardos. Aunque, como es bien sabido, hasta el nacimiento de Marx nuestro planeta era un páramo deshumanizado y baldío en donde los fascistas subyugaban a la clase trabajadora, es fundamental dejar claro que ideas como "Paz", "Solidaridad", "Humanitarismo", "Dialogo", "Justicia", "Tolerancia" o "Ética" fueron inventadas y conquistas por la izquierda aunque gentuza como Aristóteles, Jesús, Seneca, San Agustín o Tomas Moro o Locke las utilizaran inadecuadamente antes de la venida de Marx.
7.- Sobre la Democracia. La Democracia al impedir con la fuerza de los votos la dictadura del proletariado -fin declarado del socialismo- es un mal menor, del que habremos de servirnos hasta que consigamos convencer al populacho que esa democracia "no es real" y está podrida y controlada por fuerzas oscuras del capital y la iglesia.
8.- Sobre el Ejército. El Ejercito y las fuerzas de seguridad del Estado no socialista -incluidos por supuesto los estados democráticos - son siempre "fuerzas represoras" en tanto en cuanto nos impiden o dificultan la toma violenta del poder.
9.- Sobre el Asesinato. El asesinato de un opositor debe ser siempre considerado como la "ejecución" de un fascista y, por lo tanto, de un potencial genocida y explotador. Un verdadero revolucionario de izquierdas no asesina, sino que ejecuta o mata luchando aunque su víctima sea una niña de 5 años. La inquebrantable sangre fría del Che Guevara - ese Santo laico - debe servirnos de inspiración, luz y guía. Es nuestro Portador de la Luz, nuestro Lucifer.
10.- Sobre la instrumentalización de la Historia. Todos los males del presente se deben siempre a un lejano pasado poblado de fascistas e imperialistas asesinos. Marx los tipificó magníficamente en sus diferentes tipos de sociedades y esa clasificación ya será válida hasta el fin de la Historia, del mismo modo que El Corán – alabado sea el Profeta- lo explica todo y no necesita exegesis de los simples mortales. La Historia es un amasijo amorfo de datos que podemos moldear como si fuera arcilla. Negaremos con desparpajo los millones de muertos debidos al comunismo en menos de un siglo, así como la inexistencia de libertades en ninguno de los regímenes comunistas que hasta la fecha han existido. Negaremos que la URSS fue aliada de Hitler entre 1939 y 1941, negaremos los más de 20 millones de muertos en la Rusia estalinista, negaremos los gulags. Silenciaremos el probado horror comunista, justificaremos la nobleza de su causa y con ello podremos pasear la hoz y el martillo y las banderas rojas por numerosas democracias sin que nadie se altere como cuando ondean las esvásticas.
Corolario: Cualquier aberración cometida por un revolucionario de izquierdas, desde la violación, el parricidio hasta los crímenes de guerra o el genocidio será siempre justificable como "mal menor" pues la causa que la ampara no puede permitirse reparos de conciencia.
APOSTILLA: Si usted ha llegado hasta aquí sin prejuicios ni anteojeras se habrá dado cuenta de que éste decálogo, con ligeras variaciones, sirve perfectamente para un fascista empedernido, para un nazi fanático o para un fundamentalista asesino. El elemento común al pensamiento totalitario (que es de lo que hablo) es su odio a la democracia y al liberalismo, su justificación de la violencia y del asesinato "político", el uso de la dictadura como forma de gobierno, la persecución (comunismo, nazismo) o instrumentalización de la religión (fascismo, fundamentalismo), el monopolio de la moral, la cultura y el pensamiento, el victimismo y la manipulación de la Historia.

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