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ZPSOE MATRINOMIADO CON ZPODEMOS REEDITARÁN EL CORDÓN SANITARIO...

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

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COLUMNAS A LA SOMBRA DE AGOSTO

Alfonso Merlos destripa las intenciones de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: "Están en la revisión del cordón sanitario"

"Ambos líderes están unidos por su dependencia de la mentira"

Juan Velarde, 20 de agosto de 2015 a las 06:57

Poca chicha política en las columnas de este 20 de agosto de 2015. Los articulistas se centran más en el bochornoso episodio del rapero de Israel que fue inicialmente vetado del Festival Rototom por negarse, con toda la lógica del mundo, a leer una proclama en favor de Palestina. Sin embargo, hay alguna que otra tribuna poniendo de vuelta y media las ambiciones y mangancias del nacionalismo catalán o el asalto que quieren perpetrar los ‘Picapiedra' de la político, Pedro (Sánchez) y Pablo (Iglesias).

Comenzamos por La Razón, donde Alfonso Merlos habla sobre la necesaria alianza que han establecido los líderes del PSOE y Podemos para intentar desalojar a Rajoy de La Moncloa:

Rajoy tiene razón. Es un drama anunciado. Y tiene todo el sentido que pida fuerzas para prevenirlo porque las consecuencias del escenario que se anticipa significarían una tragedia en términos democráticos. ¿Recuerdan cuando el exaltado actor Federico Luppi reclamaba la expulsión de la vida pública de una derecha miserable, cerril y casi gótica (sic)? ¿Hemos olvidado al poeta ramplón García Montero proclamando que el Partido Popular no estaba al nivel del resto de fuerzas políticas sino con HB?

Estamos exactamente en eso. La revisión del cordón sanitario. En primera instancia, porque es la única tabla de salvación de Sánchez para ocupar La Moncloa. En segunda, porque el líder socialista está demostrando ser - en numerosas de sus estrategias y tácticas- un Zapaterobis. En tercera, porque el PSOE se ha encontrado con un aliado en teoría inesperado: Podemos.

Asegura que:

En efecto. Empieza a acreditarse, con deslices declarativos y pruebas indubitadas de diversos dirigentes de la izquierda, que los neocomunistas no venían a asaltar el cielo sino al PP; y precisamente esa penosa tarea -que tiene detrás la instauración de un pensamiento único, oficialista, zocato- sólo puede hacerse en alianza con el PSOE. Están condenados a entenderse porque precisamente de eso depende su gloria propia, aunque muy probablemente la inauguración de un tiempo de penurias y frustración para los ciudadanos.

 

Y afirma que ambos líderes, socialista y podemita, están unidos por la mentira:

Pero algo más une a Pedro y Pablo. Su dependencia de la mentira. El primero nos engañó cuando ante la mirada entera de España prometió que nunca se asociaría con los populistas. El segundo lo hizo cuando cacareó sin cesar que todos los que venían de la Transición eran casta detestable. Ojalá Rajoy hubiese lanzado un simple mensaje partidista. Pero no. Está llamando a la responsabilidad antes de que sea tarde y lleguen lamentos nostálgicos e inútiles.

César Vidal ataca directamente a la raíz de la corruptela catalana:

La figura de Jordi Pujol siempre me causó una profunda repugnancia. Ese sentimiento comenzó cuando leí en los años setenta, antes de la Transición, su visión profundamente racista de Cataluña y ha persistido hasta el día de hoy contemplando como Artur Mas es un epígono de sus peores conductas. Mi repulsión no procedía de que fuera un nacionalista sino de que sus planes eran totalmente opuestos a la idea más elemental de democracia. No se trataba sólo de la manera en que contemplaba a gente que había llegado a la región para ganarse la vida en condiciones muchas veces dificilísimas sino también del anuncio de que con sólo el treinta por ciento de los votos podría hacer lo que le viniera en gana.

Detalla que:

La tarea fundamental del pujolismo era, pues, garantizar ese treinta por ciento. Lo consiguió creando una red clientelar que aseguraba una victoria electoral tras otra. Mientras tanto, prosiguió una política de extorsión contra el conjunto de España que engordó el sistema de corrupción pujolesco y - lo que es peor - lo convirtió en modelo para el resto de gobiernos autónomos. Ese organigrama del saqueo y el chantaje entró en crisis en la fase final del felipismo a causa de su descontrolada y extrema voracidad.

 

Y remacha que:

Artur Mas se vio entonces entre la espada de confesar que el nacionalismo había sido fundamentalmente un instrumento de atraco y la pared de no poder retroceder porque generaciones educadas en el independentismo durante décadas se habían creído sus consignas sin saber de qué iba la vaina. Y ahora Mas se percata de que, siquiera por miedo al desastre económico en una región cuyo mayor detentador de deuda es el Estado español, raya casi lo imposible que la mitad más uno vote independencia. Y ha recuperado así la vieja receta pujolesca: con treinta por ciento nos basta. Naturalmente, si alguien no lo impide.

En ABC, Ignacio Camacho se centra en el veto, luego retirado, a un cantante israelí por no querer hacer una proclama a favor de Palestina:

En medio del relajo veraniego quedaba en España suficiente sensatez de guardia para impedir el atropello del veto a un cantante judío en cierto festival castellonense. Todavía existe músculo resistente ante la crecida extremista que ha creído encontrar en el relativo éxito de unas elecciones locales la pista de despegue para su delirio autoritario. Sin embargo no ha lugar al optimismo; va a hacer falta mucho coraje civil y mucha determinación moral para hacer frente a esta oleada de intransigencia neoleninista, a este impulso de hegemonía orwelliana disfrazado con el idealismo mitológico de una refundación democrática. Han bastado tres meses de presencia institucional para que el proyecto antisistema incube el huevo de la serpiente. Ése que al romper el cascarón desparrama los demonios de la coacción totalitaria.

 

Subraya que:

La fijación antisemita retrata con sombríos trazos de verdadera memoria histórica el espíritu de la nueva antiutopía del sectarismo. Ya no se trata de folklóricos estigmas antitaurinos ni de disparatadas lucubraciones asamblearias. Ni siquiera de ciberexabruptos pronunciados bajo la dudosa coartada del humor negro. Es un designio real de exclusión que expresa mediante la judeofobia su diáfana inspiración totalitaria. El amparo explícito de la ultraizquierda valenciana -¿dónde estaban los herederos de la socialdemocracia que estableció relaciones con el Estado de Israel?- a un acto de repugnante antijudaísmo ha puesto de manifiesto el carácter siniestro de un movimiento político que aspira a asaltar el poder para imponer un modelo de amenazadora uniformidad liquidacionista.

Y advierte que esto no es más que el comienzo, que el propósito es destruir a Israel de la manera que sea:

El antisemitismo posmoderno ha sustituido sus rasgos de limpieza étnica por los de la depuración ideológica. Camuflado de solidaridad con la causa palestina, encubre una impugnación global de los valores democráticos occidentales que Israel representa en medio de la barbarie islamista. En numerosos municipios españoles, con Madrid a la cabeza, los programas electorales de Podemos y sus marcas blancas incluían solicitudes de boicot a productos israelíes y la declaración de ciudades antisionistas. El Estado judío se ha convertido para la izquierda radical en la metáfora de un orden que debe ser destruido.

 

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