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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

El Caso MAS: El abismo impone incluso a los necios....

El Caso MAS: El abismo impone incluso a los necios....

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Señor MAS: No en nombre de Cataluña aunque la robe como su finca... -


No en nombre de Cataluña

Ayer Pepe García Domínguez escribió sobre la estafa intelectual de Duran i Lleida. El líder de UDC había reclamado el día anterior en La Vanguardia "una España plurinacional, pluricultural y plurilingüística con un modelo confederal". Como si nos ofreciera la solución a la voladura de España que su socio está dispuesto a llevar a cabo, pretendía lograr con la confederación todos los privilegios que pretenden conseguir con la independencia, pero ahorrándose todos sus costes. Con una confederación donde fueran soberanos en fiscalidad, cultura y lengua habrían logrado de golpe excluir los derechos culturales, lingüísticos y nacionales de los españoles castellanohablantes en Cataluña y, de paso, se habrían quedado con la fiscalidad para negociar desde una posición de Estado su contribución a los costosos gastos de defensa y mantenimiento de las estructuras internacionales comunes, necesarios para mantenerse en el concierto internacional.

Hoy y ayer, Artur Mas exigía en el Parlamento de Cataluña el derecho a decidir si o sí para 2014. La única diferencia entre uno y otro socio consistía en que el primero recogía las nueces que el segundo había logrado sacudir del árbol hace meses. Por lo demás, la estafa del primero (la confederación es un imposible jurídico en España) se sumaba a la del segundo (el derecho a decidir es un eufemismo para lograr un atajo a la independencia con una consulta que nuestra Constitución no permite). Uno y otro estafan a la sociedad porque el fin es obsceno, los medios son tramposos y el cisco que están montando podría convertirse en un crimen.

Artur Mas ha dicho muchos disparates en el debate parlamentario de ayer, pero ningún ciudadano de Cataluña le puede permitir que siga hablando en nombre de Cataluña: "Cataluña tiene afecto por España, ¡la quiere!, pero ya no confía en el Estado". Por favor, no sea cínico y, sobre todo, no hable en nombre de Cataluña; hable usted en su nombre, en el de su partido o, si se lo permiten, en el de todos los nacionalistas, pero no en nombre de Cataluña. Cataluña no es suya, pero sobre todo Cataluña no es un ser vivo, ni tiene conciencia: la tenemos los ciudadanos que vivimos en ella, y sólo nosotros sentimos y sufrimos, lloramos y reímos, deseamos y votamos. Que yo sepa, nunca le he dado mi voto ni mi consentimiento para hablar en mi nombre.

Ese biologismo que otorga a un concepto territorial se acerca peligrosamente a la concepción biologista de regímenes totalitarios de infausta memoria. No juegue con eso.

Ayer Albert Rivera le sacó de sus casillas exigiéndole que no nos lleve al precipicio por salvar su carrera política. En su turno de réplica, el presidente le replicó dolido:


Usted me puede decir muchas cosas, pero no salvar mi carrera política, porque mi carrera política la tengo hecha.

Ahora lo entendemos todo: "Pa lo que me queda dentro, me cago en el convento".

Por lo demás, con sus exabruptos de ayer y hoy ha dejado claras dos cosas, a pesar de la chulería de las elecciones plebiscitarias: ladra cada vez más fuerte y ya no se atreve a saltarse la legalidad. El abismo impone incluso a los necios.