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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

Cataluña, antesala del yihadismo...

Javier Montilla

Archipiélago liberal

Javier Montilla / Periodista y escritor. Columnista en diversos medios. Galardonado con el premio Fedan de Periodismo 2011. Mi último libro es "La causa de la libertad"

El Imán de Tarrasa, uno de los imanes más fundamentalistas de Cataluña.

El Imán de Tarrasa, uno de los imanes más fundamentalistas de Cataluña.

 

 

 

La noticia apareció ayer en El Mundo. Cataluña se ha convertido en el epicentro europeo del salafismo más radical, la antesala del yihadismo. A decir verdad, lo más grave de que el asentamiento más abundante de radicales que, con el tiempo, podrían convertirse en terroristas se esté concentrando en Cataluña, es que, tal y como aseguran los expertos, hay pequeñas poblaciones donde los islamistas radicales, no es que simplemente se sientan cómodos, sino que estén arropados, protegidos o camuflados entre un porcentaje de población muy elevado de su misma procedencia. Y, como consecuencia, hay lugares en los que llegan a ser un poder en la sombra.

Y ante esto la mayoría prefiere mirar hacia otro lado. O peor aún, cometiendo los mismos errores de siempre. Es decir, tenemos a los imanes más fundamentalistas, pero Rajoy no ha dudado en apostar por la Alianza de Civilizaciones de Zapatero. Rajoy se no has vuelto progre y no entiende que es imposible una alianza de civilizaciones, sino una alianza con seres civilizados. Debe ser muy civilizado para algunos, sin duda, inculcar a un niño desde la más tierna infancia el odio a los judíos e incitarles a que sean los guerreros de Alá del futuro. O lavar el cerebro a las mujeres con programas de televisión en ciertas cadenas árabes explicándoles en cómo ser una buena madre de terrorista. Y así, mientras el salafismo va haciendo de las suyas, forjando en la radicalidad su forma de vida liberticida, asesinando a embajadores de Estados Unidos en nombre de Alá, amenazando a las embajadas occidentales, repudiando a las mujeres en cárceles textiles, asesinando a los infieles homosexuales y aislando a los musulmanes críticos que se atreven a hablar en Occidente, algunos continúan con la mirada minúscula y buenista.

Y hoy en día, el salafismo –con la mirada acomplejada de nuestra democracia- dirige tres mezquitas en Barcelona y una en Tarrasa, cuyo líder está imputado por incitar a la violencia contra las mujeres. Y no sólo esto. En Tarragona, el salafismo controla cinco mezquitas generosamente financiadas por países islamistas de dudosa procedencia. Y por si no fuera poco esto, no podemos olvidar que el terrorista de Toulouse, Mohamed Merah, estuvo en varios congresos salafistas secretos en Reus y Gerona. Es decir, que hemos permitido que tengamos entre nosotros a auténticos exaltados que usan el nombre de Dios como coartada para controlar las mentes de muchos ciudadanos con total impunidad.

Ahí tenemos ese gran sainete que se ha implantado sin prisas pero sin pausas, con el sello indiscutible de muchas familias de la izquierda más demagoga y otras tantas de la derecha más acomplejada, por organizaciones sociales de diversa índole y por sociólogos y antropólogos de cuota en universidades varias. Todo un síntoma de que entre nosotros tenemos a un monstruo, que amenaza con cerciorar nuestras libertades y algunos en nombre de al multiculturalidad, no se atreven a plantar cara. 

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