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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

Tsunami MAS rompe el tejido productivo catalán..

Las llamadas al boicot ya hace estragos en muchas empresas catalanas, que están optando por “españolizar” su origen

J. Sacristán.- El revuelo que está generando la iniciativa independentista de CiU entre los empresarios catalanes es enorme. Artur Mas ha emprendido el camino hacia la secesión asegurando que las exportaciones de las empresas catalanas ya superan las ventas que éstas realizan en el mercado español. Sin embargo, la realidad desmiente ese argumento. Según datos de la Cámara de Comercio de Barcelona, de las 600.000 empresas con que cuenta Cataluña sólo 20.400 exportan. Es decir que hay miles de empresas que no exportan nada y que basan sus ventas en el mercado español, por lo que la separación de España hará naufragar su cuenta de resultados con toda seguridad.

Los nervios están a flor de piel y, aunque hay un pacto tácito para no mentar el posible boicot a los productos catalanes, las llamadas campañas vírales (el tradicional boca oreja, pero por Internet) ya están haciendo estragos en algunas empresas. El copropietario de Cavas Gramona, Xavier Gramona, ha sido uno de los pocos que ya ha dicho que el boicot torpedeará su campaña navideña. Seguro que en las próxima semanas veremos más desertores de la ley del silencio que se ha impuesto.

Lo cierto es que muchos de estos empresarios catalanes que ahora callan han iniciado acciones para españolizar sus empresas a todo correr. Los que puedan comprarán alguna empresa en España para camuflar su origen, otros llevarán sus almacenes a Zaragoza, algunos incluso las sedes. Y otros, presionados por la escasez de crédito y de ventas, han decidido vender.

Muchos propietarios de empresa han optado por desprenderse de sus negocios porque ya no aguantan más la crisis. Los que tiene ofertas venden y los que no cierran o reducen sus estructura a la mínima expresión. “Ya no puedo aguantar más”, es una frase común entre los pequeños y medianos empresarios. ¿Y la independencia de Cataluña? “Es la puntilla final”, dicen. Aunque pueda parecer sorprendente, los intermediarios de la operaciones de compra venta de empresas, ya se están frotando las manos.

HABRÁ TAMBIÉN BOICOT EN EUROPA

Lo cuenta El Confidencial. Los grandes empresarios catalanes se están moviendo discretamente para frenar en seco las aspiraciones soberanistas de Artur Mas. Están perfilando un informe que muestra el precipio por el que caerían sus empresas si la independendencia de Cataluña se hace realidad. Lo que más les preocupa es un posible boicot, no solo de España, sino también del resto de Europa.

Tal y cómo se contó en estas páginas -véalo aquí-, Rajoy no quiere entrar ahora mismo en una guerra con Cataluña. Cree que el Gobierno tiene que estar centrado, en este momento, en esforzarse duro para salir de la crisis y reducir el déficit público. No considera que sea bueno que haya más crisis abiertas.

Prefiere que sean los empresarios con intereses en la comunidad los que hagan entrar en razón al presidente de la Generalitat. Les ha hecho llegar que tienen que pararle los pies a Mas “como sea” porque el futuro de sus empresas corre peligro en una Cataluña al margen de España. Podrían situarse al borde de la quiebra.

Evitar otro ‘caso Wert’

No está dispuesto a estar diariamente cruzando mensajes entre Madrid y Barcelona. Tampoco quiere que sus ministros lo hagan. “Hay ahora otras prioridades”, ha transmitido a su equipo de máxima confianza.

Y en esta orden, según fuentes del Gobierno, ha insistido especialmente el presidente tras las polémicas declaraciones del ministro de Educación, José Ignacio Wert, que han vuelto a encender los ánimos del independentismo, al afirmar que “hay que españolizar a los catalanes”.

Unas palabras que, incluso, no han gustado al rey don Juan Carlos, quien manifestó su desacuerdo al propio Mariano Rajoy al término del Desfile de la Fiesta Nacional, el pasado 12 de octubre.

El plan de choque de los empresarios catalanes

Pues bien. Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes empresariales de alto nivel, los principales directivos catalanes están ultimando un contundente informe que tumba cualquier futuro escenario económico de una Cataluña independiente.

Y su intención es hacérselo llegar en las próximas al presidente de la Generalitat, Artur Mas, para ‘asustarle’ de la deriva que puede tomar la región si insiste en su apuesta independentista.

Los tres aspectos que más inquietan a los Gódó (Grupo Godó, editor de la Vanguardia), Lara (Planeta), Oliu (Banco Sabadell), Fainé (La Caixa) o Alemany (Abertis)…, y en los que van a incidir en el documento, son: 1) Temor a un boicot a lo catalán, 2) La salida de Cataluña del euro y la fuga de multinacionales y 3) Perdida de competitividad de las empresas catalanas.

Un boicot europeo

Un escenario secesionista entraña sus riesgos, y los empresarios están convencidos de que habría un boicot comercial a sus productos en el resto del Estado.

Pero no solo en España. También son conscientes de que el rechazo podría extenderse a otros países de Europa, como por ejemplo, Alemania, donde no se entendería que una región española esté enzarzada en esta deriva -lo que vendría a agravar aún más la desconfianza de Europa hacia las comunidades autónomas-, mientras el país está recibiendo ayudas millonarias de la Unión Europa para aliviar su delicada situación económica.

Salida del euro y fuga de multinacionales

Otro de los aspectos que preocupa a los grandes empresarios catalanes, y en el que insistirán con detalle en su informe, es una salida de Cataluña de la unión monetaria. Compañías como Nissan, SEAT, Nestlé, Danone, Lidl o Sony, con plantas en la comunidad autónoma, se verían afectadas por la entrada en vigor de unos aranceles para las exportaciones, o el uso de una moneda distinta al euro, en caso de una separación de Cataluña del resto de España.

Esta nueva situación elevaría los costes de manera importante a todas estas empresas, lo que llevaría a muchas de ellas a plantearse si les compensa o tiene sentido continuar en el entorno de Barcelona.

Pérdida de competitividad

Los directivos catalanes difícilmente pueden integrar en su estrategia empresarial un troceamiento del mercado español, que para todos ellos es único.

Las empresas con sede en Cataluña perderían competitividad y valor respecto a sus competidores internacionales, incluidos los españoles.

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