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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

"NO ME RESIGNO.." por Andalucìa Libre de Socialismo

"NO ME RESIGNO.." por Andalucìa Libre de Socialismo

"NO ME RESIGNO.." por Andalucìa Libre de Socialismo

Somos muchos los españoles que hemos trabajado duro, y hemos soñado como ilusos con construir un país rico, democrático y libre. En nuestra juventud vivimos los últimos años del franquismo como un sueño infantil donde los ogros no terminaban de ser reales, como ocurre en los cuentos para niños, y sólo lo parecían en boca de nuestros mayores. A los pocos años, aquellos demonios, que nunca llegamos a reconocer como nuestros, dieron paso a otras pesadillas. Una mañana amanecimos en medio de un país donde las oportunidades había que pintarlas, y en el que el desierto de la reconversión creaba mares de parados. Entonces, la democracia y la libertad no curaban el hambre, pero alimentaban el corazón y transformaban al joven en hombre, convirtiendo el miedo en estímulo. No éramos idealistas y aún menos animales políticos. No gritábamos por obra y gracia de consignas como buenos chicos obedientes, sino por derecho.

Durante los últimos tiempos, sin embargo, y mientras marchábamos como un ejército de zombis, a nuestro paso medró la política, y con ella sus servidores y validos: esa clase dirigente que todo lo más entiende de dirigir los dineros hacia su bolsillo. Y hoy esa casta, que entonces era por necesidad silenciosa y apocada, pisa mil moquetas y se pavonea en los circos mediáticos, haciendo alarde de su poder y obscena ostentación de su riqueza. Siempre atenta al do ut des, siempre cerca del trueque de favores, cada vez más lejos de las inoportunas leyes del mercado.

De la mano de esta clase dirigente, han surgido cada vez más intereses y más políticos, más políticos y más intereses, como las malas hierbas que brotan en campo recién labrado, engordando sus tallos con el sudor de nuestro esfuerzo. Y no. Yo, como muchos otros, no me resigno a renunciar al fruto de tanto esfuerzo, ni acepto haber sido expoliado a cambio de recibir mil promesas y un subsidio. No quiero limosnas, sino la justa recompensa de mi trabajo. No me resigno a volver otra vez al principio, con las manos vacías, a cambio discursos huecos. No me resigno a verme olvidado y a que aspiren a cambiar el mundo –ni más ni menos- los que no entienden de esfuerzo y trabajo, y menos aún a que esta delirante ronda corra una vez más de nuestra cuenta.

No me resigno a salir adelante sin más ayuda que mi determinación, dándoles el gusto de hacer política y negocio de nuestra ruina. No me resigno a sentir inseguridad jurídica en mi propia tierra, mientras los validos son absueltos de sus fraudes y estafas por la gracia del poder de una justicia injusta y corrupta. No me resigno a verles cada día sonreír como si no pasara nada mientras todo pasa, ni me resigno a no tener voz y conformarme con un miserable voto. No me resigno a una igualdad impostada y por decreto, o a que la política quede reducida a gestos demagógicos donde la solidaridad brilla por su ausencia, ni me resigno a que se mida a las personas por su edad o sexo y se haga tabla rasa de cualquier mérito. No me resigno a que el agua tenga denominación de origen como si fuera un producto de bodega, y a pasar sed si el río no pasa al lado de mi casa.

No me resigno, en fin, a que estos 30 años de trabajo –de nuestro trabajo- desemboquen en una Andalucía orweliana, en la que todos somos potencialmente agresores, piratas informáticos, hijos de padres ignorantes, carne de panfleto y mal necesario. Ser ciudadano es ante todo no resignarse, y recordarle al que manda que él es quien ha de servirnos. Y que si no nos sirve bien, hasta aquí hemos llegado.

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