Rajoy nombra un Gobierno de especialistas y volcado en la crisis..
Rajoy nombra un Gobierno de especialistas y volcado en la crisis
El Gabinete quedará de la siguiente forma: vicepresidente primera y ministra de Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría; Economía y Competitividad, Luis de Guindos, Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo; Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, Defensa, Pedro Morenés; Hacienda y Aministraciones Públicas, Critobal Montoro; Interior, Jorge Fernández Díez; Fomento, Ana Pastor; Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert; Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez; Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria; Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete; Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato.
  
Madrid- Mariano Rajoy ha seguido al milímetro su  hoja de ruta  desde que ganó las elecciones y ayer pisó la meta leyendo  el guión que desde un primer momento había diseñado. Sin filtraciones,  respetando la liturgia y el procedimiento y siendo él quien en última  instancia anunciase a los elegidos para sentarse en su Consejo de  Ministros. Esto extraña cuando la historia de las últimas legislaturas  ha sido totalmente distinta y el Gobierno se ha llegado a conocer en la  Prensa semanas antes de que el que iba a ser el nuevo jefe del  Ejecutivo, entonces José Luis Rodríguez Zapatero, jurase su cargo. Y por  eso Rajoy ha puesto tanto empeño en que su relato fuese el inverso,  dentro de una estrategia, según explican fuentes de su entorno, en la  que quiere marcar distancias «con estridencias» de la etapa socialista.  Para él, su gestión del nombramiento del Gobierno es un símbolo más del  rigor que quiere imprimir a su acción política. 
 
 Bajando de la poesía a la prosa, el nuevo Gobierno es «marianismo» en  esencia. Es un Gabinete de leales, de amigos o personas de su máxima  confianza, y con un perfil muy parecido: discreción, competencia,  moderación y riesgo mínimo de que no sigan la partitura del director de  orquesta. Combina el carácter político con el técnico, hasta el punto de  que ha intentado ajustar en la mayoría de las carteras a aquel de los  suyos más especialista en la materia, con alguna excepción como el  aterrizaje de Ana Pastor en Fomento, un departamento que aun en crisis  maneja mucho presupuesto. 
 
 n Macroministerio social.  Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se  integran en una «supercartera», como adelantó este periódico en su  edición del pasado 22 de noviembre. De ella se encargará Ana Mato,  directora de campaña a la que Rajoy premia por su trabajo en el partido.  Al tiempo, le da una salida del mismo, lo que asienta la teoría de que  la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal,  conseguirá en el próximo Congreso Nacional del PP mantenerse en la  Secretaría General, una «golosa» plataforma en el ámbito nacional. 
 Quienes dentro del partido temían un «remake» de la etapa de Aznar han  visto calmados sus temores, aunque hay tres ex ministros; y los que  pregonaban un Gobierno que fuera en su esencia una continuación del  Comité de Dirección del PP también han visto caer en saco roto su  predicción. Rajoy ha sido tan fiel a si mismo que ha sido lo previsible  que se esperaba y ha dado la sorpresa en la que se confiaba. 
 
 n Área económica. La clave más importante de su Consejo de Ministros es  que no delega la gestión de la crisis en un vicepresidente, que en lo  malo incluso podría servirle de cortafuegos, sino que él será el  presidente político y el presidente económico. Y para ejercer como tal  se ha reservado, en una decisión sin precedentes, la presidencia de la  Comisión Delegada de Asuntos Económicos, dentro de un curioso esquema de  bicefalia entre el nuevo ministro de Economía, Luis de Guindos –fichaje  del primer Gobierno del PP de la mano de Rodrigo Rato y que tras haber  pasado por la empresa privada regresa a la primera línea de fuego– y el  responsable de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien ha estado llevando  todo el peso del equipo económico en la oposición. De Guindos era más  bien asesor personal de Rajoy que colaborador estrecho del equipo de  Montoro, en el que en la sombra sí se han integrado otras figuras como  la de Elvira Rodríguez, también de la etapa de Rato.  Por cierto, uno de  sus principales «padrinos» ha sido el hasta ahora coordinador de  Relaciones Internacionales y jefe del Gabinete del presidente del PP,  Jorge Moragas. La tercera pata del nuevo equipo económico es Fátima  Báñez, cuota andaluza, de confianza de Montoro y  de Soraya Sáenz de  Santamaría, y la cara amable de la interlocución con los sindicatos y la  patronal como responsable de Empleo. 
 
 n Todopoderosa vicepresidencia política. Como se esperaba, la llevará  Sáenz de Santamaría, ministra de Presidencia y portavoz. Efectivamente  será la «mano derecha» de Rajoy, que coordinará el Gobierno y su  relación con el Parlamento, y que además seguirá siendo la principal  fuente de los «papeles» del presidente. 
 
 n Interior y las otras carteras.  Rajoy tutelará la Economía y también  una cartera tan sensible como la de Interior, ante la espinosa gestión  del anunciado final de ETA. Para ello, lleva allí al catalán Jorge  Fernández, amigo y estrecho colaborador que ya le acompañó en el  Gobierno de Aznar. Fernández conoce la materia porque fue gobernador  civil en Asturias y Barcelona en los años ochenta, en una de las etapas  más duras de ETA. También sabe de la materia que le ha tocado en suerte,  Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, fiscal de carrera. Y lo mismo cabe  decir del nuevo ministro de Exteriores, el europarlamentario José Manuel  García Margallo, especialista en el área económica en Bruselas como  portavoz en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios. Es además  amigo personal de Rajoy, con quien incluso veranea. Otro especialista  aterriza en Agricultura y Medio Ambiente, el ex ministro Miguel Arias  Cañete. Y a Defensa llega Pedro Morenés, conocido de Rajoy de la etapa  de Gobierno, que ya fue secretario de Estado de este Ministerio y, nota  importante, muy cercano a la Casa Real. Una de las sorpresas está en  Educación, Cultura y Deportes por el fichaje del independiente José  Ignacio Wert, asesor de Pedro Arriola, el «gurú» demoscópico de Rajoy y  en quien se apoya para preparar sus principales discursos.
Sonrisas y juramento
 Rajoy entró a la sala de Zarzuela serio. Allí sólo sonreían Zapatero y  Moragas. Él, solemne, se colocó a cinco metros de la mesa donde  descansaba la Biblia de 1791, el facsímil de 1980 de la Constitución y  un crucifijo. Con paso firme se acercó a la mesa, puso su mano izquierda  sobre la Biblia y juró. Cambio de mano al referirse a la Constitución  para posar su mano sobre ésta. Luego, volvió a su sitio, se le acercó el  Rey y durante unos minutos departieron, con el presidente ya más  relajado.
 
       
		


 
 
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