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Un "Charly" llamado Paesa...

 

Paesa: resucita el ‘superespía del felipismo’

Franciso Paesa, el hombre que entregó a Roldán.

Javier Chicote  03/12/2011  (06:00h)

Algunos no se están quietos ni con los 75 años cumplidos. El superespía Paesa ha “resucitado” en Sierra Leona, donde fue detenido e interrogado por el propósito de su viaje. Él dijo que iba a supervisar una partida de antigüedades para un cliente francés y, aunque pudo abandonar el país sin más problemas el pasado 11 de octubre, la Policía sospechaba que podía estar implicado en una operación de tráfico drogas.

“No me lo creo. Estaría buscando oro, diamantes, madera o armas, pero drogas no, porque iba con su sobrino y si su hermana se entera, va a París y lo mata”. Son palabras de Manuel Cerdán, el periodista que mejor conoce a Francisco Paesa y el último que lo entrevistó en la capital francesa, donde le dio caza en diciembre de 2005 para la revista Interviú.

El espía más famoso del felipismo es incombustible. Se ganó el prestigio vendiendo dos misiles a ETA, con localizadores vía satélite incluidos, que dieron lugar a la operación Sokoa en Hendaya (1986), una de las más importantes contra la infraestructura de ETA. No le costó hacerse pasar por traficante de armas para engañar a los terroristas porque lo era.

Muy valioso para el Ministerio del Interior, Belloch le pagó 300 millones de pesetas para que terminara con la rocambolesca fuga de Luis Roldán a la justicia. El ex director de la Guardia Civil terminó entre rejas, pero de los más de 1.600 millones de pesetas que le dejó a su “amigo” Paesa para que se los guardara, nada se sabe. El espía dice que se los devolvió a Roldán vía sus abogados. Éste lo niega y su más que modesto modo de vida en Zaragoza demuestra que si recuperó la pasta, desde luego no la está disfrutando.

Cómodo prófugo

Paesa ha sido requerido varias veces por la justicia, pero algunos de los presuntos delitos cometidos han prescrito y, lo que es más importante, nunca nadie se ha tomado muchas molestias por sentarlo en el banquillo de los acusados. Los diez millones de euros de Roldán, que pasaron por sus manos, provienen de una malversación de caudales públicos, de un dinero que nos robaron a todos, y esto no ha prescrito. Lo cierto es que algunos lo prefieren bien lejos.

En más de una ocasión se ha apuntado a un pacto con el Gobierno: no me detenéis, desaparezco y no cuento todo lo que sé. Paesa se movió como nadie en las cloacas del Estado y si hablara pondría en apuros a más de uno. Un funcionario de la lucha antiterrorista, ya jubilado, asegura a El Confidencial que la relación de Paesa con Interior fue más allá de las misiones que le encomendaron, ya que “se convirtió en el bróker de algunos altos cargos, a los que movió en Suiza dinero proveniente de los fondos reservados”.   

En su amplio currículum -entre botellas del mejor champagne y bellas mujeres como Dewi Sukarno, la que fuera esposa del primer presidente de Indonesia-, intentó estafar al dictador ecuatoguineano Macías, representó a Santo Tomé y Príncipe ante los organismos internacionales –buscando inmunidad diplomática- y apareció en la investigación del FBI sobre el escándalo Irán-Contra, el Irangate, la operación de venta de armas estadounidenses al país de los ayatolás en plena guerra con Irak y financiando a la Contra nicaragüense de rebote. 

El espía que salió del madrileño barrio de Chamberí es el prototipo del camaleón que sabe moverse en cualquier ambiente y capaz hasta de publicar la famosa esquela de su muerte y “las misas gregorianas”.

Una vida de película que va a ser llevada al cine si la productora que compró los derechos del libro Paesa. El espía de las mil caras, del citado Cerdán, supera los problemas económicos que atraviesa. Enrique Urbizu (La caja 507) hace tiempo que tiene el guión de un gran proyecto ahora estancado. Gracias a la penúltima peripecia del protagonista, podrían comenzar el rodaje en Sierra Leona.

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