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MATEO MATHAUS: THE WORLD NOW

Obama impulsa el uso de la energia nuclear.

Obama, energía nuclear y competitividad


Todos los medios de comunicación han destacado lo dicho por el presidente de los Estados Unidos sobre la construcción de dos nuevos reactores nucleares en aquel país. El discurso que Barack Obama pronunció en Maryland se enmarca en la mejor tradición norteamericana de continuidad de las políticas de Estado, como la energía. La actual política nuclear de EE.UU. comenzó en 2000, cuando el organismo regulador americano, NRC, autorizó a la central de Calvert Cliffs a operar hasta los 60 años. Desde entonces, 59 de las 104 centrales en operación en EE.UU. han recibido la misma autorización. En 2005, la Ley de Energía modificó el modelo energético americano, apostando por las energías nuclear, eólica y solar, e introduciendo los avales del gobierno para construir nuevas centrales nucleares. Ahora Obama se propone triplicar los avales. Esta medida se complementa con la puesta en marcha de una comisión para el estudio del tratamiento del combustible gastado y con la dotación de fondos para investigar su reutilización. Todo se enmarca en un plan ambicioso que incluye la construcción de plantas eólicas y solares, el desarrollo de tecnologías de carbón limpio y fijar de tasas a la emisión de CO2.
El discurso de Obama se basó en dos ideas: «estamos dispuestos a mirar el desafío energético no como un tema de partido, pues es algo que va más allá de la política; la decisión que tomamos afectará no sólo a la próxima generación sino a las generaciones venideras»; «en un tema que afecta a nuestra economía, a nuestra seguridad y al futuro de nuestro planeta, no podemos quedarnos en los mismos debates antiguos entre izquierda y derecha, o entre ecologistas y capitalistas».
El presidente justificó su política en la necesidad que tiene EE.UU. de contar con energías limpias y seguras que garanticen el suministro energético, les permita cumplir compromisos medioambientales, mejorar la competitividad de sus empresas y reactivar la economía. Para Obama, la construcción de nuevas centrales nucleares creará empleo estable, relanzará la fabricación de bienes de equipo, ayudará a reactivar la economía, y permitirá el desarrollo tecnológico del país. En su discurso también resaltó que Estados Unidos no puede quedarse atrás en la carrera por la competitividad industrial respecto a países como Francia, China o Japón, que apuestan por la energía nuclear. En Europa la tendencia es similar: extensión de la vida de las centrales hasta los 60 años y construcción de nuevos reactores.
Suecia y Bélgica han revisado su decisión de parar las centrales nucleares en operación. En el caso de Alemania se espera que antes de final de año se haya rectificado la ley que establecía la parada anticipada de sus centrales. Suiza y Holanda ya han tomado la decisión de extender la operación de sus reactores más allá de los 40 años. La extensión en Suiza es indefinida, mientras operen de forma segura y eficiente. Francia, Finlandia, Reino Unido, Italia, Eslovaquia, Rumania, Bulgaria o República Checa están ya construyendo centrales o estudiándolo. China, Rusia, Corea del Sur o India están desde hace tiempo construyendo nuevas centrales nucleares.
España dispone de una estructura de generación eléctrica diversificada, que hoy por hoy cumple de forma aceptable con el objetivo de garantía de suministro. La dependencia exterior sigue siendo alta, pero la capacidad de respuesta es suficiente. Los 8 reactores nucleares en operación suministraron en 2009 cerca del 18% de la producción. Un 30% se produjo con gas, un 13% con eólica, un 12% con carbón, un 10% con hidráulica y un 17% con otras. Sin embargo, la caída de la demanda y las grandes inversiones hechas en gas y eólica han hecho que exista un exceso de producción y aparentemente de capacidad. Aunque en algunos momentos la producción supere a la demanda, no sobra capacidad pues los más de 22.000 MW de solar y eólica instalados pueden llegar a producir cero, necesitando energía de sustitución.
La economía esta muy globalizada y nuestras empresas compiten en todo el mundo y con todos, por lo que necesitan una energía competitiva. Los últimos datos de Eurostat reflejan que España ha pasado en un año del puesto decimosegundo al octavo en el ranking de precios más altos en la UE. La compleja estructura de subsidios y primas a las energías renovables y al carbón hacen que el coste de nuestro modelo energético esté subiendo. Además, las inversiones en redes, necesarias para acomodar la creciente capacidad renovable, y la infrautilización de las centrales de gas, encarecen aún más el sistema. Necesitamos revisar el modelo de generación eléctrica para garantizar su competitividad.
Todo modelo eléctrico debe cumplir tres objetivos: garantía de suministro, competitividad y respeto medioambiental; sin que ninguno de ellos prevalezca sobre los demás. Pero además es muy importante racionalizar el uso de las distintas energías, para que cada una cumpla el papel que le corresponde; unas como energías de base, la nuclear, y otras como energías de punta, como la hidráulica, el gas o las renovables. Por ello es imprescindible que España siga contando con la energía nuclear, de forma que equilibre adecuadamente la penetración de las renovables. Esto pasa por la extensión de la vida de las actuales centrales en explotación, incluida Santa María de Garoña, más allá de los 40 años, siempre y cuando se cumplan los requisitos de seguridad y eficiencia requeridos.
Santa María de Garoña aparece en todas las listas de centrales más seguras y eficientes. Entonces, ¿por qué parar en 2013 un activo que puede aportar mucho valor al sistema eléctrico español? No nos engañemos, Garoña será sustituida por gas o por carbón, no por eólica o solar. Anticipar su cierre no hará sino aumentar los costes del sistema sin aportar ningún beneficio. Si España aspira a seguir siendo una potencia industrial, y a introducir nuevas aplicaciones como el coche eléctrico, la demanda de energía eléctrica volverá a crecer. Dicho crecimiento debe sustentarse sobre un plan energético que combine energía nuclear y renovable.
José Emeterio Gutiérrez
Presidente de la Sociedad Nuclear Española

 

 

 

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